Spanish-language composer Santiago Fernandez lives by Saint Augustine’s words, “Singing belongs to one who loves.” His devotion to music was contagious at the December 2 workshop at St. Michael the Archangel Parish in Canton, where he presented in Spanish about liturgical music.
Cristina Hernandez, coordinator of Hispanic Ministry for the diocese, organized the workshop for diocesan Hispanic musicians so that they may gain a deeper understanding of liturgical music in the celebration of the Mass.
During the presentation, Fernandez stressed that the ministry of music is just as important as other ministries and that having a good voice is not the only thing necessary to participate in it. He explained that liturgical preparation is required to both praise and proclaim God and also to encourage community participation.
He also mentioned that, for music directors, choosing appropriate music for each season is essential. He said that the most common mistake is to sing the word “Hallelujah” during Lent, which is contrary to what the season of Lent represents. Fernandez explained, “you must have the knowledge and preparation to discern and know to which season each song belongs, and consider the theology behind all that.”
Born in Mexico, Fernandez lives in Michigan and has more than thirty years of experience in the field of liturgical music. He has received pastoral ministry and liturgical ministry certifications from the Archdiocese of Detroit and the USCCB Certification and Accreditation Commission. Now, Fernandez travels nationally and internationally, sharing his music and offering training workshops. A few days before visiting Ohio, he traveled to Rome as minister of music for the National Association of Hispanic Priests and had the unforgettable honor of singing at St. Peter’s Basilica before attending a private audience with Pope Francis.
Fernandez is also a composer—boasting a large body of work published through Oregon Catholic Press (OCP)—a talent that he began fostering at 25 years old, when he was diagnosed with cancer. Throughout his illness, he clung to God, and reading the Bible provided comfort and hope. He talked about coming across Psalm 19, which led him to compose a piece that remains one of his favorites because it reminds him of a very difficult moment in his life. Though Fernandez composed I hope in you, Lord as a personal prayer, it was later published and became part of the lives of others. Fernandez said, “That gives me joy and satisfaction, because there are many people going through difficult times and they can use this song as a prayer, like I did.”
Those in attendance were happy to meet the composer of many of the pieces that they sing every Sunday during Mass, including Sal y Luz (“Salt and Light”), a piece that speaks of the obligation to be a reflection of God. Sal y Luz is another of Fernandez’ favorite compositions.
For Janet Merced, choir director at St. Dominic Church in Youngstown, the workshop was enriching because it helped the attendees better understand the mission and responsibility of music ministers. “We know that when we sing, we praise God, and we know that it is a prayer that comes from the soul, but are we really living it as it should be? Today I was able to better understand and expand my knowledge about this mission that God has placed in my hands, that is why I will always praise God, with my soul, my mind, my heart,” Merced said.
Ricardo Martinez, choir director at Mt. Carmel Church, Our Lady of Peace Parish in Ashtabula and the Blessed Eucharist Choir of Painesville, said that despite having served the Lord for more than 30 years with his voice, the workshop taught him new things. He said he will make sure that “things were done well, as they should be, for the adoration of the Blessed Sacrament and the Virgin.
“Music is service, and the goal is to engage people to participate in singing at Mass. The success of a choir is measured by the extent that people sing and do it with joy,” said
Fernandez. “This goes far beyond the personal satisfaction of showing off, choosing the tone that suits us or the music we like. We are here to humbly and authentically serve God, and we must give this Ministry the dignity, respect and reverence it deserves.”
Compositor de OCP presenta a la comunidad hispana de la Diócesis
Por Paulina Montaldo
El compositor hispano-hablante Santiago Fernández vive según las palabras de San Agustín: “El canto es de quien ama”. Su devoción por la música fue contagiosa en el taller del 2 de diciembre en la Parroquia San Miguel Arcángel en Cantón, donde presentó en español sobre la música litúrgica.
Cristina Hernández, coordinadora del Ministerio Hispano de la diócesis, organizó el taller para músicos hispanos diocesanos para que adquirieran un conocimiento más profundo de la música litúrgica en la celebración de la Misa.
Durante la presentación, Fernández destacó que el ministerio de música es igual de importante que otros ministerios y que tener buena voz no es lo único necesario para participar en él. Explicó que se requiere preparación litúrgica tanto para alabar y proclamar a Dios como para fomentar la participación comunitaria.
También mencionó que, para los directores musicales, elegir la música adecuada para cada temporada es fundamental. Dijo que el error más común es cantar la palabra “Aleluya” durante la Cuaresma, lo cual es contrario a lo que representa el tiempo de Cuaresma. Fernández explicó, “hay que tener el conocimiento y la preparación para discernir y saber a qué estación pertenece cada canción, y considerar la teología detrás de todo eso”.
Nacido en México, Fernández vive en Michigan y tiene más de treinta años de experiencia en el campo de la música litúrgica. Ha recibido certificaciones de ministerio pastoral y ministerio litúrgico de la Arquidiócesis de Detroit y de la Comisión de Certificación y Acreditación de la USCCB. Ahora, Fernández viaja a nivel nacional e internacional compartiendo su música y ofreciendo talleres de capacitación. Unos días antes de visitar Ohio, viajó a Roma como ministro de música de la Asociación Nacional de Sacerdotes Hispanos y tuvo el inolvidable honor de cantar en la Basílica de San Pedro antes de asistir a una audiencia privada con el Papa Francisco.
Fernández también es compositor, con una gran cantidad de obras publicadas a través de Oregon Catholic Press (OCP), un talento que comenzó a fomentar a los 25 años, cuando le diagnosticaron cáncer. Durante su enfermedad, se aferró a Dios y la lectura de la Biblia le proporcionó consuelo y esperanza. Habló de su encuentro con el Salmo 19, lo que lo llevó a componer una pieza que sigue siendo una de sus favoritas porque le recuerda un momento muy difícil de su vida. Aunque Fernández compuso Espero en ti, Señor como una oración personal, luego se publicó y pasó a formar parte de la vida de otros. Fernández dijo: “Eso me da alegría y satisfacción, porque hay muchas personas que están pasando por momentos difíciles y pueden usar este canto como oración, como lo hice yo”.
Los asistentes estuvieron felices de conocer al autor de muchas de las piezas que cantan todos los domingos durante la misa, entre ellas Sal y Luz, pieza que habla de la obligación de ser reflejo de Dios. Sal y Luz es otra de las composiciones favoritas de Fernández.
Para Janet Merced, directora del coro de la Iglesia St. Dominic en Youngstown, el taller fue enriquecedor porque ayudó a los asistentes a comprender mejor la misión y responsabilidad de los ministros de música. “Sabemos que cuando cantamos alabamos a Dios, y sabemos que es una oración que sale del alma, pero ¿realmente la estamos viviendo como debe ser? Hoy pude entender mejor y ampliar mis conocimientos sobre esta misión que Dios ha puesto en mis manos, por eso siempre alabaré a Dios, con mi alma, mi mente, mi corazón”, dijo Merced.
Ricardo Martínez, director del coro de la Iglesia Mt. Carmel, la Parroquia Nuestra Señora de la Paz en Ashtabula y el Coro de la Santísima Eucaristía de Painesville, dijo que a pesar de haber servido al Señor durante más de 30 años con su voz, el taller le enseñó cosas nuevas. Dijo que se asegurará de que “se hagan las cosas bien, como debe ser, para la adoración del Santísimo Sacramento y de la Virgen”.
“La música es servicio y el objetivo es involucrar a la gente a participar cantando en la Misa. El éxito de un coro se mide por la medida en que la gente canta y lo hace con alegría”, dijo
Fernández. “Esto va mucho más allá de la satisfacción personal de lucirnos, de elegir el tono que nos conviene o la música que nos gusta. Estamos aquí para servir a Dios con humildad y autenticidad, y debemos darle a este Ministerio la dignidad, el respeto y la reverencia que se merece”.